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viernes, 16 de marzo de 2012

DÍA DE LA ENSEÑANZA

Hoy se celebra el día de la enseñanza. Un día un poco raro, pues no nos dice nada esta fecha, pero desde el año pasado así lo han querido nuestros políticos, no sabemos que razón les ha llevado a cambiar el día que nos era más afín a docentes y alumnos " SANTO TOMÁS DE AQUINO", gran teólogo y patrón de la educación.
Antes otros celebrábamos el día de "SAN GREGORIO MAGNO" patrón de los maestros-
. Bueno de todas maneras sea un día u otro. . .
FELICIDADES A TODOS LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS que están conmigo en esta tarea de enseñar. También FELICIDADES A ALUMNOS Y ALUMNAS de todas las edades, porque alumnos somos todos los que estamos en actitud de aprender.
Para conmemorar este día, yo os traigo estos artículos que me parecieron muy bonitos e interesantes, por favor pierde un poco de tu tiempo en leerlos.


La educación, dignificando la profesión
 

Carles Capdevila, Periodista


Educar debe de ser una cosa parecida a espabilar a los niños y frenar a los adolescentes. Justo lo contrario de lo que hacemos: no es extraño ver niños de cuatro años con cochecito y chupete hablando por el móvil, ni tampoco lo es ver algunos de catorce sin hora de volver a casa. Lo hemos llamado sobreprotección, pero es la desprotección más absoluta: el niño llega al insti sin haber ido a comprar una triste barra de pan, justo cuando un amigo ya se ha pasado a la coca.

Sorprende que haya tanta literatura médica y psicopedagógica para afrontar el embarazo, el parto y el primer año de vida, y que exista un vacío que llega hasta los libros de socorro para padres de adolescentes, esos que lucen títulos tan sugerentes como Mi hijo me pega o Mi hijo se droga . Los niños de entre dos y doce años no tienen quien les escriba. Desde que abandonan el pañal (¡ya era hora!) hasta que llegan las compresas (y que duren), desde que los desenganchas del chupete hasta que te hueles que se han enganchado al tabaco, los padres hacemos una cosa fantástica: descansamos. Reponemos fuerzas del estrés de haberlos parido y enseñado a andar y nos desentendemos hasta que toca irlos a buscar de madrugada a la disco. Ahora que al fin volvemos a poder dormir, y hasta que el miedo al accidente de moto nos vuelva a desvelar, hacemos una siesta educativa de diez o doce años . 

Alguien se estremecerá pensando que este período es precisamente el momento clave para educarlos. Tranquilo, que por algo los llevamos a la escuela. Y si llegan inmaduros a primero de ESO que nadie sufra, allá los esperan los colegas de bachillerato que nos los sobreespabilarán en un curso y medio, máximo dos. Al modelo de padres que sobreprotege a los pequeños y abandona los adolescentes nadie los podrá acusar de haber fracasado educando a sus hijos. No lo han intentado siquiera. Los maestros hacen algo más que huelga o vacaciones, y la educación es bastante más que un problema. Pido perdón tres veces: por colocar en un título tres palabras tan cursis y pasadas de moda, por haberlo hecho para hablar de los maestros, y, sobre todo sobre todo, porque mi idea es -lo siento mucho- hablar bien de ellos. Sé que mi doble condición de padre y periodista, tan radical que sus siglas son PP, me invita a criticarlos por hacer demasiadas vacaciones (como padre) y me sugiere que hable de temas importantes, como la ley de educación (es lo mínimo que se le pide a un periodista esta semana). Pero estoy harto de que la palabra más utilizada junto a escuela sea 'fracaso' y delante de educación acostumbre a aparecer siempre el concepto 'problema', y que 'maestro' suela compartir titular con 'huelga'. La escuela hace algo más que fracasar, los maestros hacen algo más que hacer huelga (y vacaciones) y la educación es bastante más que un problema. De hecho es la única solución, pero esto nos lo tenemos muy callado, por si acaso.

Mi proceso, íntimo y personal, ha sido el siguiente: empecé siendo padre, a partir de mis hijos aprendí a querer el hecho educativo, el trabajo de criarlos, de encarrilarlos, y, mira por donde, ahora aprecio a los maestros, mis cómplices. ¿Cómo no he de querer a una gente que se dedica a educar a mis hijos? Por esto me duele que se hable mal por sistema de mis queridos maestros, que no son todos los que cobran por hacerlo, claro está, sino los que son, los que suman a la profesión las tres palabras del título, los que mientras muchos padres se los imaginan en una playa de Hawai están encerrados en alguna escuela de verano, haciendo formación, buscando herramientas nuevas, métodos más adecuados. Os deseo que aprovechéis estos días para rearmaros moralmente. Porque hace falta mucha moral para ser maestro. Moral en el sentido de los valores y moral para afrontar el día a día sin sentir el aprecio y la confianza imprescindibles. Ni los de la sociedad en general, ni los de los padres que os transferimos las criaturas pero no la autoridad. ¿Os imagináis un país que dejara su material más sensible, las criaturas, en sus años más importantes, de los cero a los dieciséis, y con la misión más decisiva, formarlos, en manos de unas personas en quienes no confía?

Las leyes pasan, y las pizarras dejan de ensuciarnos los dedos de tiza para convertirse en digitales. Pero la fuerza y la influencia de un buen maestro siempre marcará la diferencia: el que es capaz de colgar la mochila de un desaliento justificado junto a las mochilas de los alumnos y, ya liberado de peso, asume de buen humor que no será recordado por lo que le toca enseñar, sino por lo que aprenderán de él.

 Y AHORA DEDICO ESTE OTRO  A TODOS LOS DOCENTES


SI SOY MAESTRA


Sí, soy maestra, y no es solo que eche 25, 29 ó 34 horas semanales, ni el doble de mis camaradas europeos, es que normalmente echo mucho más... Porque quiero, porque me encanta mi trabajo y porque veo como (en muchas ocasiones a pesar de sus padres) los niños aprenden con ello, me respetan y crecen como personas en el colegio.
Y sí, también veo como a diario la mayoría de las personas de la sociedad ( desde albañiles, muy digno el oficio, por cierto, hasta abogados) ningunea lo que hago, lo que hacemos los maestros.
Y sí, también veo como cuando alguno de nosotros habla de lo que trabaja en el aula con sus alumnos, provoca una sonrisa burlona en los demás , en los mismos que cuando nos miran sólo ven un sueldo fijo y un trabajillo de mañanas, obtenido después de una carrera de broma y una oposición de juguete (qué atrevida es la ignorancia).Y digo yo!¿por qué no habrán sido todos maestros?
Pues bien, queridos amigos, mientras que haya niños que enseñar, yo seguiré siendo y sintiéndome maestra, seguiré haciendo oídos sordos a la crítica populista y al chiste barato, a la ironía de unos pobres ignorantes y seguiré trabajando 'por y para' mis alumnos.
Y no, no trabajaré las horas que me exige el Gobierno, probablemente y como hasta ahora trabajaré muchas más, trabajaré las que sea necesario para seguir provocando en mis 'pequeños diablillos' una sonrisa de complicidad, un aprendizaje, una mueca de sorpresa, un silencio de respeto, unas lágrimas de arrepentimiento o la siempre mentirosa frase de 'ya no lo volveré a hacer más' después de un mal comportamiento.
Mis compañeros y yo seguiremos enseñando y formando a los hombres y mujeres del mañana, porque creemos en lo que hacemos, porque nos gusta, porque es nuestra vocación (¿a alguien le dice algo esa palabra?) y porque a nosotros no se nos olvida una cosa...
No se nos olvida que un día, hace ya tiempo, cuando una goma 'Milán' era nuestro mejor tesoro todo lo que sabíamos, lo sabíamos gracias a un maestro.
Hagamos un homenaje a la sensatez que se nos presupone por la condición que poseemos de seres humanos: la educación es la base del desarrollo de todo el país y le pese a quién le pese, los encargados de impartirla somos los maestros, unos don nadie.
Pues sí, yo soy maestra, una don nadie, ninguneada juzgada a diario, y me siento orgullosa de ello.
Luisa, maestra de lo que el 80% de estos grandes críticos y entendidos en educación llaman gimnasia.
(Luisa Real Aguado) 

2 comentarios:

  1. Muy bueno , me lo llevo a mi blog Argonautas con tu permiso.Besos y buen día.

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  2. jaja..Acabo de verlo de casualidad! Me alegro de que te gustara! Un saludo

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